Y un viernes nevó en Arganda y las calles se atascaron, y los coches chocaban, la gente resbalaba y hasta cierto punto se disculpaba que algo así desbordase la capacidad de reacción del Ayuntamiento. Total, llegaba el fin de semana y los niños podrían divertirse un rato.
Llegó el domingo, y las calles seguían como si hubiese nevado un momento antes, casi igual de intransitables, y ese "cierto punto" que disculpaba al Ayuntamiento se torna en "cierta vergüenza".
Se supone que el plan para eliminar la nieve es el de que lo haga por si sola, fundiendose sobre las calles y carreteras, dejando que se hiele cada noche hasta que desaparezca del todo.
Quizá el Ayuntamiento haya decidido dejar que la nevada se convierta en eterna para tener tiempo de tomar fotos y aprovecharlas para la felicitación del año que viene. Estamos de acuerdo en que la estampa es bonita, pero es igual de práctica que tener la plaza de toros en la plaza.
